7 de mayo de 2025
¿Por qué cada vez más jóvenes se arrepienten de la carrera que eligieron?
“Mi hija siempre dijo que quería estudiar medicina, obtenía buenas notas, era responsable, incluso jugó con un estetoscopio desde los cinco años. Pero al terminar el primer año de universidad, me confesó: ‘Mamá, no me gusta esto. No quiero ser doctora. Me siento vacía’.”
Este es solo uno de los muchos relatos que se escuchan con más frecuencia. Lo que parecía una elección segura, planificada y con futuro, se transforma en arrepentimiento, ansiedad y la necesidad de volver a empezar.
Según datos de Universia (2022), más del 40% de los estudiantes universitarios en Latinoamérica considera cambiarse de carrera en los primeros dos años. Y el porcentaje es aún mayor si se cuentan los que abandonan del todo sus estudios.
Esto no significa que nuestros hijos estén desorientados o sean inconstantes, significa que el modelo tradicional de elección vocacional muchas veces falla en su propósito: alinear sus intereses, talentos y personalidad con un camino profesional significativo.
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El objetivo de este artículo
Este artículo busca brindar una mirada comprensiva y actualizada para los padres que enfrentan el desconcierto de ver a sus hijos arrepentidos de la carrera universitaria que eligieron. También ofrece estrategias concretas para apoyar este proceso de búsqueda, sin caer en juicios ni presiones innecesarias.
¿Qué hay detrás del arrepentimiento por la carrera universitaria?
Muchos padres se sorprenden al ver que su hijo o hija, que parecía tenerlo todo claro, de pronto quiere dejar la universidad. La clave está en entender que este “arrepentimiento” no es un capricho ni una etapa pasajera, sino una señal de desconexión profunda entre lo que el joven es y lo que está estudiando.
Los motivos más frecuentes que explican este fenómeno incluyen:
- Elección por presión externa. Muchos adolescentes eligen lo que se espera de ellos: la carrera del padre, lo que “da trabajo”, o lo que tiene más prestigio social.
- Falta de autoconocimiento. Nunca se detuvieron a pensar qué tipo de vida quieren, ni qué les apasiona realmente.
- Miedo a decepcionar. Escogen una carrera para no generar conflictos o no parecer “débiles”.
- Desconocimiento del mundo laboral. No saben bien qué implica la carrera en la vida real hasta que están dentro de ella y lo que van descubriendo no les gusta.
- Cambio de intereses. A esa edad, están en pleno desarrollo personal. Lo que querían a los 15 puede no ser lo que quieren a los 18.
- Ansiedad frente a lo que les parece frustrante, también puede deberse a que no toleran la frustración frente a lo que les parece complejo por alguna razón, no necesariamente es el nivel académico.
Señales de que tu hijo podría haber cometido un error al elegir su carrera
Aunque no todos los jóvenes lo expresan abiertamente, hay señales que como padre puedes observar:
- No muestra entusiasmo por lo que estudia.
- Se queja de forma constante pero evita hablar del tema con profundidad.
- Baja su rendimiento académico sin causa aparente.
- Presenta síntomas de ansiedad, frustración o aislamiento.
- Manifiesta interés por actividades o temas que no tienen relación con su carrera.
¿Qué hacer si tu hijo se arrepiente de la carrera que eligió?
Lo primero es respirar y evitar entrar en modo “crisis”. No se trata de un fracaso, al contrario, puede ser el momento más valiente y honesto de su vida.
A continuación, te dejamos algunas recomendaciones prácticas para apoyar en este proceso:
- No lo tomes como una traición personal. Que tu hijo quiera dejar una carrera no significa que haya tirado todo por la borda. Significa que está buscando quizá algo más genuino para él o ella.
- Abre el diálogo sin juicios. Pregunta: “¿Qué te hace sentir así?”, “¿Qué crees que necesitas ahora?”, “¿Qué te gustaría explorar?”. Quizá sea sólo frustración y si sea, después de todo, la carrera adecuada la que esté estudiando.
- Valida su experiencia. Si siente frustración, ansiedad o duda, no minimices esas emociones. Requiere detenerse y analizar la situación y eso lo logra desde la calma.
- Evalúen juntos los aprendizajes del proceso. ¿Qué descubrió sobre sí mismo? ¿Qué sí le gustó de la experiencia? ¿Qué descartó?
- Proponle una orientación vocacional profesional. A esta edad, los chicos no necesitan solo un test, sino un espacio guiado para reflexionar, explorar opciones y redescubrir su identidad vocacional.
¿Y sin cambiar de carrera es lo mejor que pueda hacer?
Cambiar de carrera no es sinónimo de fracaso, puede ser sinónimo de coraje. Muchas de las personas más exitosas que hoy lideran industrias o emprendimientos tuvieron más de una “primera carrera”.
Un error al elegir profesión no tiene por qué marcar el futuro de tu hijo. De hecho, puede ser el inicio de un nuevo camino más conectado, más motivador y más auténtico.
Cómo prevenir una elección vocacional incorrecta
Si tu hijo aún no ha ingresado a la universidad, estos consejos pueden marcar la diferencia:
- Inicia el proceso de orientación vocacional entre los 15 y 17 años. No es demasiado pronto. De hecho, es el momento ideal para hacerlo sin presión.
- Fomenta la exploración temprana. Talleres, cursos, ferias de profesiones, entrevistas con profesionales de distintas áreas.
- Ofrece acompañamiento sin imponer. Que sepa que cuenta contigo para explorar, para dudar, para cambiar de idea si es necesario.
- Evita los discursos como “elige algo que tenga salida” o “eso no es una carrera”. Estás hablando con una generación que quiere sentido, no solo seguridad. Puedes preguntarle: Cómo te ves con esa carrera? Haciendo que?
¿Y si ya se cambió…o está a punto de hacerlo?
Celebrarlo puede parecer exagerado, pero al menos no deberías castigarlo emocionalmente. Decirle frases como “perdiste dos años” o “te lo dije” solo suman carga emocional a una decisión que ya es difícil por sí sola.
En lugar de eso:
- Apóyalo a construir un nuevo plan con estructura y fechas concretas.
- Invítalo a conversar con orientadores vocacionales o mentores de su nueva área.
- Acompáñalo a buscar información objetiva sobre las nuevas carreras que está considerando.
- Recuerda: no todos tienen que terminar la universidad a los 21 para tener éxito. Algunos necesitan parar, reconectar y volver con fuerza y convicción.
¿Y tú qué prefieres?
¿Un joven que sigue un camino para “no decepcionar”… o uno que se atreve a diseñar su propio mapa?
Si tu hijo está atravesando un momento de duda vocacional, tal vez no está fallando… tal vez está despertando.
La mejor forma de apoyarlo es con acompañamiento, y si aún no han empezado, hoy es un gran día para iniciar un proceso real de orientación vocacional.
¿Te gustaría que tu hijo construya su futuro desde la claridad y no desde la confusión?
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